Día Mundial de los Océanos
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El Día Mundial de los Océanos se celebra todos los 8 de junio, desde hace 10 años, pese a que el concepto fue propuesto por primera vez en 1992 en la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro.
La asamblea general de la ONU proclamó el día en el año 2009, con el objetivo de reconocer a los océanos como un factor importante e incluso decisivo, en la salud de nuestro planeta y crear conciencia en la opinión pública, sobre las consecuencias que la actividad humana está teniendo sobre ellos. Su instauración, responde al intento de poner en marcha un movimiento ciudadano mundial que instale en la agenda de gobiernos y empresas la necesidad de gestionar el océano y sus recursos de manera sustentable para poder preservar su belleza, riqueza y potencial.
Los océanos, cubren las dos terceras partes de la superficie de la tierra y son el auténtico pulmón del planeta -por encima incluso, de grandes selvas como el Amazonas- gracias al fitoplancton que habita en ellos. Compuesto por microorganismos marinos que habitan en el océano en los primeros metros de la columna de agua y realizan fotosíntesis, el fitoplancton es responsable de la generación de la mayor parte del oxígeno que respiramos y absorbe además gran cantidad de emisiones de carbono.
Por otro lado, los océanos con sus corrientes marinas contribuyen a la regulación del clima global, haciéndolo ameno para la existencia de vida y tienen disponible en sus aguas, gran cantidad de nutrientes que alimentan su enorme diversidad. Esa diversidad tanto marina como costera, proporciona sustento a más de 3 mil millones de personas.
Sin embargo, los océanos están amenazados. La actividad humana impacta en todos los rincones del globo sobre la mayor parte de este ecosistema, de diferentes maneras, todas igualmente letales.
La polución de sus aguas, se extiende en un rango amplio, desde objetos y basura que van a parar al mar, hasta derrames de petróleo, y aguas residuales/cloacales de las poblaciones costeras e incluso, residuos líquidos de fertilizantes de cultivos, que convierten zonas del océano en áreas prácticamente muertas, muy bajas en diversidad.
La desaparición de especies va en aumento, ya sea por destrucción de sus hábitats, o de manera directa como ocurre en el caso de las redes de pesca desechadas que quedan a la deriva, atrapando peces, mamíferos marinos, y varias especies de aves,llevándolos a la muerte.
La introducción de especies exóticas (no originarias del ambiente donde se las introduce) que son transportadas de manera no intencional por los grandes barcos mercantes y pesqueros y al llegar, compiten con la fauna local o modifican el ambiente que no está preparado para recibirlas, también constituye un problema cada vez más importante.
La sobreexplotación pesquera ignorando la veda de especies en peligro, o no respetando las restricciones que establecen las especies permitidas hace peligrar la diversidad y con ella, una de las mayores actividades económicas del hombre.
La acidificación de los océanos, producto de la mayor cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera y el mayor aporte de agua dulce de los glaciares en retroceso que se derriten, modifican los patrones de circulación oceánica, provocando cambios en las condiciones meteorológicas y alterando climas locales.
Finalmente, el cambio climático, también es capaz de modificar los patrones de circulación atmosférica y de corrientes marinas provocando cambios en la distribución de las aguas o climas locales, afectando no sólo los océanos, sino principalmente las poblaciones que viven en sus costas.
Todos estos factores, conocidos y ya discutidos en los últimos años, ponen en peligro, una de nuestras principales fuentes de vida y de riqueza económica.
Pero no se termina allí la amenaza.
Hay un nuevo peligro, escondido a simple vista. Uno de los factores que más complicaciones está causando y va a causar aún más en el futuro si continuamos como hasta ahora, es la proliferación de los llamados microplásticos (fragmentos de plástico de menos de 5 milímetros provenientes de distintos tipos de desechos plásticos como neumáticos, pintura, etc), microfibras (variedad de microplástico, proveniente del desgaste de telas sintéticas como el polyester, cuando se lavan en un lavarropas) y las microperlas (partículas sólidas esféricas de entre 1 mm y 10 micrómetros) muy utilizadas en cosméticos y productos de cuidado personal.
Este tipo de desecho que pasa totalmente inadvertido en nuestra vida diaria, es consumido por los peces entrando a la cadena alimentaria mundial y ya representa el 95% de los residuos que flotan en aguas marinas. Se los ha encontrado incluso, en muestras de agua dulce potable de los continentes, en muestras de suelos y muestras de agua y nieve provenientes de la Antártida, por lo que ni el sitio más alejado de la actividad humana se encuentra a salvo de este impacto.
No todo está perdido
El escenario es sombrío, pero afortunadamente no todo está perdido. Ya se están pensando acciones y legislaciones destinadas a mitigar o directamente evitar la fabricación de parte de los objetos plásticos que por sus dificultades en degradarse, dan lugar a los microplásticos.
Países de la Unión Europea están presentando propuestas para impedir el uso de las microesferas en cosméticos y productos de higiene personal y a partir de 2021 se espera que se prohiban los “plásticos de un solo uso” es decir, descartables como platos, vasos, cubiertos, pajitas para bebidas, palos de globos, palitos de hisopos, contenedores de poliestireno expandido y otros productos responsables de la gran afluencia de plástico en nuestros mares. De igual forma, se apunta a aumentar a 90% el porcentaje de botellas de plástico recolectadas para reciclaje que además deberán estar compuestas en parte de material reciclado. Por último, con la doble intención de evitar el plástico y preservar la diversidad marina, se hará responsable a las empresas de pesca, y no a los pescadores, de recuperar los equipos utilizados, para evitar las redes extraviadas.
En nuestro país se están considerando y llevando a cabo medidas similares como la eliminación de los sorbetes y la prohibición de otros productos descartables no biodegradables.
El mar siempre está
Para la humanidad el océano siempre ha estado ahí y siempre existirá. Lo damos por sentado mientras lo elegimos como uno de los lugares favoritos de vacaciones o para practicar deportes. Fue durante mucho tiempo el único medio de viaje y de contacto de distintos pueblos y continúa siendo uno de los principales. Su diversidad y riqueza lo han convertido en fuente de alimento, a través de la pesca y de numerosas actividades económicas. Solo queda esperar que en los próximos años, la mayoría de los países del globo podamos acordar políticas para preservar su diversidad y riqueza.