Clásicos del cielo

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Omega Centauri


Es una de las vistas más impresionantes del cielo nocturno; una súper estructura más o menos esférica, formada por más de 10 millones de estrellas. Tradicionalmente clasificado como el cúmulo globular más
grande de nuestra galaxia, es entendido en épocas más recientes por los astrónomos, como el posible núcleo de una antigua galaxia enana, ya disuelta en por la gravedad de la Vía Láctea. En cualquier caso, Omega Centauri es uno de esos objetos celestes que merecen toda nuestra atención y fascinación.


HISTORIA
Dado que Omega Centauri puede observarse a simple vista en cielos oscuros, es probable que haya sido confundido con una “estrella” por cientos de generaciones. En el siglo II, el célebre Claudio Ptolomeo (astrónomo, matemático y geógrafo griego), lo catalogó como una estrella de la constelación del Centauro. De modo similar, aunque mucho más cerca en el tiempo, en 1603, el astrónomo alemán Johann Bayer (1572-1625) lo incluyó como la estrella número 24 de esa constelación en su famoso atlas estelar Uranometria. En 1677, el británico Edmond Halley (1656-1742) dio un paso más allá al observar y describir la naturaleza no estelar de Omega Centauri.
Ya a comienzos del siglo XIX, Sir John William Herschel (1792-1871), hijo del descubridor de Urano (William Heschel), reveló definitivamente su verdadera naturaleza, cuando lo observó desde el Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica, con un poderoso telescopio de 46 cm. de diámetro. En 1830, Herschel escribió: “Omega Centauri es, más allá de toda comparación, el objeto más grande y generoso de los cielos en su tipo. Sus estrellas son incontables –literalmente- y la manera en que su luminosidad total afecta al ojo, como si fuera una sola estrella de cuarta magnitud, y la delicadeza de cada estrella, aboga a nuestra imaginación”


DESCRIPCIÓN FÍSICA
Situado a 17 mil años luz del Sistema Solar, Omega Centauri (también catalogado como NGC 5139) es el más grande y brillante de los más 150 cúmulos globulares de la Vía Láctea: mide 450 años luz de diámetro, y está formado por unos 10 millones de estrellas. De hecho, la densidad estelar es tan alta, que en los hipotéticos planetas de sus estrellas centrales, las noches nunca serían verdaderamente oscuras. Los astrónomos estiman que Omega Centauri es extremadamente viejo, con una edad cercana a los 12 mil millones de años. Es decir, más antiguo que el disco principal de la Vía Láctea.
Hay varios aspectos que ponen a Omega Centauri varios pasos más allá del resto de los cúmulos globulares de nuestra galaxia. Por empezar, su población estelar es, al menos, 10 veces mayor.
Además, su forma es marcadamente “achatada” y su velocidad de rotación es mayor a la del promedio. Su población estelar es además muy variada, mezclando estrellas viejas y rojas, con otras jóvenes y azules, cuando lo habitual en los cúmulos globulares es tener estrellas de edades similares. Finalmente, observaciones realizadas con el Telescopio Espacial Hubble y el Observatorio Gemini Sur, sugieren fuertemente la presencia de un agujero negro de unas 40 mil masas solares en el núcleo de Omega Centauri. En conjunto, todos estos rasgos hacen sospechar a los científicos que, en realidad, no se trata de un verdadero cúmulo globular, sino más bien de una suerte de remanente de una galaxia enana, capturada y distorsionada por la gravedad de la Vía Láctea.


OBSERVACIÓN

 

MAPA

 

Para observar en óptimas condiciones a verdadera isla de estrellas, la primera recomendación (y esto vale para cualquier otro astro de “cielo profundo”) es alejarnos de las luces de la ciudad, en busca de los oscuros cielos rurales. De todos modos, es perfectamente posible observarlo con telescopios pequeños, incluso en los cielos urbanos. A la hora de ubicar a Omega Centauri, el mapa que aquí les presentamos será de suma utilidad. El primer paso es encontrar a las muy brillantes estrellas Alfa y Beta de la constelación  de Centauro (muchas veces llamadas los “punteros” de la “Cruz del Sur”). Una vez identificadas Alfa y Beta Centauri, trazamos una línea visual desde Beta hasta Epsilon Centauri. Y desde esta última, extendemos esa línea otro tramo similar, en la misma dirección. Así llegaremos a un
pálido manchoncito de luz, similar a una estrella “fuera de foco”: allí está Omega Centauri. Con unos simples binoculares 10x50 podremos observar con total claridad su forma más o menos redondeada, su aspecto difuso, y su estructura casi “arenosa”. Con binoculares más grandes (15x70 o 20x80), no sólo lo veremos más brillante y definido, sino que además comenzaremos a resolver los márgenes de este coloso celestial. Con la ayuda de telescopios medianos y grandes (de 150 a 300 mm), Omega puede “desarmarse” casi en su totalidad, mostrando las “incontables” estrellas a las que se refería John W. Herschel, más concentradas en su zona central, y gradualmente más dispersas hacia sus bordes.
El invierno y los comienzos de la primavera, son una época ideal para salir al encuentro de este “clásico del cielo”, dado que, desde nuestras latitudes, podemos verlo a gran altura sobre el horizonte en las primeras horas de la noche. Pocas cosas en el cielo lucen tan extraordinarias como Omega Centauri. Los invitamos a comprobarlo por ustedes mismos.

 

clasicos

 

(1) El sistema de magnitudes estelares fue creado por los antiguos griegos y perfeccionado con el correr de los siglos.
La diferencia entre cada punto de magnitud representa un brillo 2.5 veces inferior o superior. Un astro de magnitud 2, será 2.5 veces menos brillante que uno de magnitud 1. El brillo de muchos de los astros más luminosos del cielo es tan intenso, que se utilizan magnitudes negativas para clasificarlos, siendo por ejemplo el Sol -27, o Sirio, la estrella más brillante del cielo, -1.6.


(2) El estándar en binoculares utilizados en astronomía observacional es 10 x 50 (10 aumentos y lentes de 50 milímetros de diámetro). Binoculares grandes se considera a aquellos que tienen lentes de diámetros mayores a 50 milímetros (12 x 60, 15 x 70, 20 x 80, etc.).


(3) Un telescopio chico es aquel no mayor a 10 u 11 centímetros de apertura. A partir de 15 centímetros hablamos de telescopios medianos, y a partir de 20 o 25 centímetros de diámetro, de telescopios grandes.