El Diablo en la Luna
VOLVERHay historias incomprobables, tan encantadoras que sería una pena que no fueran ciertas. “Se non è vero è ben trovato” dicen los italianos para referirse a algo que puede ser un invento, pero está tan bien contado que merecería ser real.
El 20 de julio de 1969 por primera vez un ser humano (dos, para ser más exactos) pisó el suelo lunar. Una hazaña que es parte de la Historia de la humanidad. Pero lo que nos ocupa ahora no es la Historia con mayúsculas, sino una historia pequeña, de seres humanos que tuvieron un sueño y lo hicieron realidad… O eso es lo que dicen que ocurrió.
Todo comenzó en 1967, en plena guerra fría y furor por la “carrera espacial” entre la URSS y USA. A Horacio Rodríguez, secretario de Cultura y Relaciones Públicas del Club Atlético Independiente se le ocurrió organizar una muestra sobre el tema. Para eso se comunicó con la embajada yanqui, porque dado el alineamiento de la dictadura de Onganía con Washington las relaciones con los soviéticos no eran de lo mejor.
La modesta muestra montada en Avellaneda, que puede verse en la foto, consistía en maquetas y réplicas a escala de las naves espaciales.
Un par de años más tarde, cuando los Armstrong, Aldrin y Collins estaban a pocos meses de despegar hacia la Luna, Rodríguez pensó que si los astronautas iban a convertirse en héroes tenían que ser socios del Rey de Copas.
A través de la embajada se les enviaron sus carnets de socios: Aldrin n° 80 399, Armstrong n° 80 400 y Collins n° 80 401, en estricto orden alfabético. A falta de otras fotos, las que se colocaron en los carnets fueron las oficiales de la NASA, en sus trajes de astronauta con casco y todo.
También recibieron equipos deportivos completos para sus hijos varones. Varones, aclaremos, porque a pesar de que Valentina Tereshkova había orbitado la Tierra en 1963 antes que muchos varones, y ya en 1895 la activista por los derechos de las mujeres Nettie Honeyball había fundado el primer equipo de fútbol femenino en Inglaterra, no estaba bien visto que las niñas soñaran con ser astronautas o futbolistas.
Pero lo central en este relato son los 3 banderines del club que también recibieron los astronautas. Según esta historia, al menos uno de estos banderines llegó a la misma Luna a bordo del Apollo 11.
En noviembre de 1969, apenas unos meses después del histórico viaje los astronautas del Apollo 11 visitaron Argentina. En la recepción organizada por la embajada se encontraron el astronauta famoso y el dirigente que consiguió llevar los colores (o el color) de su club más alto que ningún otro.
Dice la leyenda que traductor mediante el propio Neil Armstrong confirmó la historia del banderín de Independiente que viajó a la Luna ida y vuelta.
¿Le habrá resultado un gesto pintoresco? ¿Fue solamente un gesto de cortesía afirmar que llevó el banderín en la cápsula espacial? ¿Sería el astronauta cabulero como la mayoría de nuestros futbolistas y pensó que le daría buena suerte?
La respuesta a estas preguntas nunca la conoceremos, y seguramente es algo que no vale la pena investigar.