Brujas y Hechiceras

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Brujas y Hechiceras

El 8 de marzo es el "Día Internacional de la mujer"

En esta fecha muchas veces recordamos a Valentina Tereshkova, quien fue la primera mujer que viajó al espacio. Pero esta hazaña pudo cumplirse gracias a sus antecesoras, quienes sentaron un gran precedente consolidando la posibilidad de que las mujeres tuvieran participación activa en la historia de la aeronáutica. 


Marina Roskova nació el 28 de marzo de 1912 y murió el 4 de enero de 1943. Su familia esperaba que fuera cantante. Ella estudió química y trabajó como diseñadora en la Fuerza Aérea. Se convirtió en navegante y luego instructora. En 1938, junto a otras dos pilotos, a bordo del avión ANT-37 “Rodina” consiguieron el récord del vuelo de mayor distancia sin escalas hecho por mujeres. La hoy famosa cosmonauta rusa, Valentina Tereshkova contaba con menos de dos años para ese entonces…


Por esa hazaña fueron condecoradas como "Heroínas de la Unión Soviética". Así, Marina Roskova, inicia una relación de amistad con Stalin gracias a la cual, durante la segunda Guerra Mundial, creó tres regimientos aéreos conformados únicamente por mujeres (586, 587 y 588). Hasta ese momento estaba prohibido que las mujeres pilotos participaran del combate. Pero Hitler había tomado por sorpresa a los soviéticos invadiendo Moscú y las mujeres fueron llamadas a cumplir un rol en el campo de batalla.

 

Brujas y Hechiceras

 

Marina estuvo a cargo del Regimiento 587. Les habían entregado aviones obsoletos y su intervención ante las autoridades de la industria de la aviación cambió esa situación convirtiendo a su regimiento en el mejor equipado con los bombarderos Petliakov Pe-2, provocando resentimientos en las unidades masculinas.

El más famoso de los tres regimientos fue el 588, creado por Roskova y liderado por la mayor Yevdokia Bershánkaya. Estaba formado completamente por mujeres voluntarias muy jóvenes y pronto se convirtió en el terror de los nazis. Su función era atacar al enemigo mientras este descansaba, por sorpresa, con biplanos que no habían sido fabricados para la guerra aunque servían para pasar inadvertidos en la noche. Frágiles; con vidrios que no protegían de las balas ni del frío; sin otro lugar para transportar las bombas que el regazo de las valientes pilotos. Navegaban prácticamente a ciegas, pues no tenían mapas ni radios para comunicarse y guiarse.


No sólo el frío y el enemigo las maltrataban. Tuvieron que sufrir por parte de sus camaradas hombres tratos injustos, abusos, vestirse con sus trajes y rellenar calzados con tela porque eran de tallas más grandes que las suyas. Aunque fueran mejores pilotos que ellos, recibían burlas y descalificaciones. Los Nazis las llamaron “Brujas nocturnas”. Al parecer el sonidos de los biplanos de madera al acercarse en la noche, cuando apagaban los motores antes de lanzar sus bombas hacían un sonido similar al de una escoba. Un apodo que resume también la calificación de los hombres sobre las mujeres cada vez que los superan en alguna destreza tradicionalmente considerada masculina. 

Texto:  Magdalena Ruiz Alejos